¡Lee el versículo y subraya tus frases favoritas!
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. 4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. 5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto.
Este salmo me recuerda la canción ‘Levántate y sálvame’, de Marcos Witt. Te animo a escucharla ahora o al terminar de leer este devocional.
En estos tiempos, parecería que nuestros problemas se han incrementado. Un padre angustiado por poder proveer en casa, un empleado temiendo por la estabilidad de su trabajo, un empleador nervioso por el futuro de su compañía, una madre preocupada por la salud de los suyos. Pareciera que de la noche a la mañana “nuestros enemigos” se hubieran multiplicado.
El pueblo de Israel se encontraba en una situación similar, 40 años dando vueltas en el desierto, sin un lugar propio donde establecerse y con muchos enemigos al acecho. Lo único que tenían era una promesa de Dios: la tierra en la que fluía leche y miel.
Este salmo nos recuerda que ¡Dios es nuestra salvación! Permíteme decirte algo, el Dios que te proveyó, bendijo y dio promesas antes de esta crisis, es el mismo Dios durante la crisis y después de ella. Sus promesas siguen en pie, el contexto ha cambiado pero las promesas siguen ahí.
¿Qué debemos hacer? Lo mismo que el pueblo de Israel, ¡conquistar la tierra prometida en el nombre de Dios! Levanta tu cabeza, no importa cuántas situaciones adversas te rodeen, levántate confiado en que tenemos un Dios que es nuestra fortaleza.
La mejor forma de permanecer con tu cabeza levantada allá afuera es teniéndola agachada en la presencia de Dios. Por eso, el versículo 4 nos dice que solo una cosa nos ha demandado Dios, que lo busquemos.
Dedícale más tiempo a Dios y menos tiempo a la ansiedad y a los pensamientos angustiadores. Invierte más en tu relación con Dios que en las preocupaciones y verás cómo cada vez que te enfrentes a una situación adversa, Él se convertirá en tu fortaleza y comenzarás a conquistar todo el terreno que esta crisis te hizo perder y te aseguro que incluso lograrás mayores cosas que las que lograste antes.
Dios ya cumplió su parte, te prometió bienestar, te dio propósito y está esperando que tú hagas tu parte: levantarte y conquistar, de la mano de Dios.
Recuerda, no estamos libres de los problemas, pero con Dios podemos ser libres del temor y así vencer cada obstáculo y ver sus promesas cumplidas en nuestra vida.
Escrito por: Jorge Delgado
1. ¿Qué tan seguido están buscando a Dios? Te animamos a reflexionar sobre tus actividades diarias e incluir dentro de ellas un tiempo a solas con Dios, donde -sin distracciones- puedas renovarte en su presencia.
2. En estos tiempos de oración, reflexiona en qué lugares te está poniendo Dios para ser de influencia y un instrumento suyo.
3. ¡Comparte este devocional con más personas! Será de mucha bendición.
4. Queremos saber cómo te fue con la actividad. Sube una historia en instagram contándonos tu experiencia y etiquétanos: @icasadefe.
Queremos desafiarte a levantarte de donde te encuentres y conquistar las promesas de Dios para tu vida.
Camina con la frente en alto, no importa qué situación contraria estés viviendo, Dios es tu fortaleza, tu luz y tu salvación.