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¡Lee el versículo y subraya tus frases favoritas!

Cuando todo el pueblo de Israel terminó de cruzar el Jordán, Dios le dijo a Josué: «Elige doce hombres, uno de cada tribu, y diles que vayan al lugar donde los sacerdotes se detuvieron en medio del Jordán. Que tomen doce piedras de allí y las lleven hasta el lugar donde van a acampar esta noche».  Josué llamó a los doce hombres que había elegido, y les dijo: «Vayan hasta la mitad del Jordán, delante del cofre del pacto de nuestro Dios, y saque cada uno de ustedes una piedra del río, una por cada tribu de Israel, y échesela al hombro.  Con estas piedras harán un monumento, y cuando sus hijos les pregunten qué significan, ustedes les dirán que, cuando los sacerdotes entraron al río con el cofre del pacto, las aguas del Jordán dejaron de correr. Así que estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que Dios hizo aquí».

La mayoría de naciones pueblos tiene la costumbre de levantar monumentos para recordar los acontecimientos más significativos de su historia. Estos actos son un punto clave en el propósito de sostener la identidad de un grupo arraigado a su tierra y a su gente.  

Con Israel, el pueblo de Dios, pasó lo mismo, como lo registra la historia bíblica. Ellos habían alcanzado la meta que por años esperaron: ahora estaban del otro lado del río Jordán, en la ansiada tierra prometida.  

La pregunta que pocos se han hecho es: ¿cómo sería la vida en la tierra prometida? ¿Tan placentera como el mundo de Disney? Pues, ¡para nada! Israel fue un lugar de batalla, de todo tipo, pero especialmente fue un lugar de confianza.

Cada vez que la gente viera aquel monumento que fue levantado, recordaría que Dios había cumplido su palabra y que lo volvería hacer las veces que fuera necesario. Habría nuevas luchas, pero con esfuerzo también llegarían las grandes recompensas.

Como muchos historiadores bíblicos señalan, sin duda, el propósito de este recordatorio era que el pueblo de Israel pudiera enseñar a sus hijos los grandes sucesos que Dios había gestado, para que la frágil memoria no gaste la identidad de esa nación.  

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En muchas ocasiones, fallamos en nuestra confianza en Dios porque olvidamos lo que Él ha hecho antes, por eso es vital que hoy busques la manera de físicamente tener un registro de las victorias que has alcanzado con Él. Un cuadro en tu sala, una libreta de apuntes en tu dormitorio, lo que sea necesario. De hoy en adelante, plantéate el desafío de levantar un memorial de agradecimiento, que se convierta en el mejor testigo de la fidelidad en un Dios que todo lo puede.

 

Escrito por: Carlos Galecio S.

1.  Piensa en cómo vas a levantar un memorial en tu casa.

2. Busca los materiales necesarios y haz que la idea se vuelva una realidad lo más pronto posible.

3. Cuando lo tengas, toma un tiempo para, en oración, agradecer por todo lo bueno y lo aprendido durante tu vida. 

4. ¡Comparte este devocional con más personas! Será de mucha bendición para la vida de alguien más.

5. Queremos saber cómo te fue con la actividad. Sube una historia en Instagram contándonos tu experiencia y etiquétanos: @icasadefe

Dios no se fija en nuestros errores, está más interesado en nuestros aciertos y el interés que ponemos en mejorar. Así también trabaja tu en recordar los mejores momentos de tu vida, sin caer en el pesimismo de los reveses. ¡Levanta tu confianza, mira tu memorial!