Cargando

¡Lee el versículo y subraya tus frases favoritas!

He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán. Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón. Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó. Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

¿Alguna vez has sentido que no existe salida alguna para la situación que vives? ¿Crees que es tiempo de bajar los brazos y darte por vencido, porque las condiciones que tienes enfrente no son las mejores? Precisamente en ese momento, cuando nos encontramos frente al mar, sin la capacidad natural de caminar sobre él, de poder avanzar hacia donde queremos llegar, es cuando el poder de Dios se manifiesta de forma sobrenatural. 

 Esta porción de la escritura hace referencia al proceso previo del pueblo de Israel guiado por Josué para entrar a la tierra prometida. Estaban a punto de llegar al principio de una nueva vida, de alcanzar lo que se les había prometido, sin embargo tenían un mar de por medio que les impedía el paso hacia lo que Dios les había dicho.

 Muchas veces así nos sucede en la vida. Para alcanzar las promesas de Dios debemos pasar en ocasiones por los procesos de tempestades, desiertos, tormentas, desbordamientos, malos tiempos, que nos hacen pensar a veces que es imposible lograrlo. Sin embargo, en ese momento, cuando no podemos realizar las cosas bajo nuestras propias fuerzas es el momento perfecto para que Dios haga un milagro, pues solo una palabra suya basta.

Este pasaje me recuerda una vez más que, cuando establecemos a Dios como nuestra guía y le permitimos ir delante de nosotros, Él abre caminos donde no los hay, extiende su mano para caminar junto a ti, pues ¡NO ESTÁS SOLO! ¡Vamos! Repítelo las veces que creas necesarias para que tu corazón se sienta completamente seguro.

¿Recuerdas el pasaje en el cual Jesús invita a Pedro a caminar sobre las aguas? (Mateo 14: 22-34) ¿O a Moisés extendiendo su vara y partiendo el mar rojo en dos? (Éxodo 14: 21-31) Ya sea pisando tierra firme o caminando sobre el agua, el mar jamás será un impedimento para alcanzar las promesas que Dios te ha entregado, sino pregúntaselo a Pedro y Moisés.

 

Escrito por: Ronald Flores F.

1. Identifica que es lo está delante de ti, lo que hoy puede ser el impedimento para que no puedas avanzar.

2. Ten un tiempo de oración, presenta a Dios que mar quieres que se abra, créele y avanza.

2. ¡Comparte este devocional con más personas! Será de mucha bendición para la vida de alguien más.

3. Queremos saber cómo te fue con la actividad. Sube una historia en Instagram contándonos tu experiencia y etiquétanos: @icasadefe

Dios es el mismo de ayer, hoy y por los siglos, así que ¿cuál es el mar que tienes hoy frente a ti? Clama a Dios, cree en Él, establécelo como tu guía, toma su mano y de forma sobrenatural podrás llegar a tu tierra prometida, porque Dios es especialista en hacer lo imposible, posible, ¡así que prepárate!

“Yo voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca. Los chacales y los avestruces, y todos los animales salvajes entonarán cantos en mi honor. Haré brotar agua en el desierto y le daré de beber a mi pueblo elegido”. Isaías 43: 19 – 21.