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¡Lee el versículo y subraya tus frases favoritas!

Desde Sitim, Josué mandó en secreto a dos espías, y les dijo: “Vayan a explorar la región y la ciudad de Jericó”. Ellos fueron, y llegaron a la casa de una prostituta de Jericó que se llamaba Rahab, en donde se quedaron a pasar la noche. Pero alguien dio aviso al rey de Jericó, diciéndole: “Unos israelitas han venido esta noche a explorar la región”. Entonces el rey mandó a decir a Rahab: “Saca a los hombres que vinieron a verte y que están en tu casa, porque son espías”. Pero ella los escondió y dijo: “Es verdad que unos hombres me visitaron, pero yo no supe de dónde eran. Se fueron al caer la noche, porque a esa hora se cierra la puerta de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Pero si ustedes salen en seguida a perseguirlos, los podrán alcanzar”. En realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos, entre unos manojos de lino puestos a secar.

Una noche donde probablemente podría ser común y corriente, esta mujer llamada Rahab recibió en su casa la visita de dos hombres. Quizás, ella pensó o creyó que eran clientes y que al recibirlos obtendría algún beneficio económico para suplir sus necesidades, pues era prostituta. Pero lo que Rahab no sabía es que quienes la estaban visitando eran dos espías escogidos por Dios para reconocer toda la tierra de Jericó, la tierra prometida.

A causa del afán, muchas veces lo único que deseamos es que nos visite todo aquello que supla nuestras necesidades, pero hoy debemos entender y desear a diario que quien nos visite para saciar nuestra sed, para calmar nuestra hambre, para aliviar nuestros dolores, sea la presencia de Dios y solo así tendremos salvación nosotros y los nuestros.

Rahab había oído del Dios de aquellos espías y reconocía que Él fue quien abrió el mar cuando Israel huía de Egipto, que había provisto maná en el desierto y sobre todo reconocía que el Dios de aquellos espías era real. Lo raro de todo esto es que ella creía en algo y en alguien de quien solo oía historias, pero jamás había visto un milagro, jamás había palpado lo sobrenatural de Dios, hasta que -debido a su fe- le llegó la hora, en el momento preciso. Los espías habían ingresado a Jericó con el fin de reconocer la tierra y atacarla días después, no dejando absolutamente a nadie con vida. ¿Qué hubieras hecho en el lugar de Rahab?

Ella tuvo la opción de echar a perder el plan de Dios, denunciando a aquellos espías ante el rey o la opción de volverse aliada de ellos y ser la pieza clave para la conquista de Israel, Rahab escogió sabiamente e hizo un pacto con los espías, que a la hora que ingrese todo el ejército de Israel a Jericó, no tocaran a ella ni a nadie de su familia.

¿A quién se le podría imaginar, que Dios usaría una prostituta para que su pueblo conquiste la tierra prometida? En la lista de los grandes héroes de la de, en el libro de Hebreos, capítulo 11, aparece el nombre de esta mujer y aún después de tantos siglos se sigue hablando de la fe y valentía que tuvo para salvar su vida y la de los suyos.

Escrito por: Erick Ríos G.

1. Entrégale al Señor tu pasado y tus errores, dile que deseas ser un servidor de Él y ayudar a salvar más familias para que lo conozcan y también tengan esperanza.

2. ¡Comparte este devocional con más personas! Será de mucha bendición para la vida de alguien más.

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No permitas que tu contexto y tus errores del pasado sean un limitante y una excusa para que Dios no pueda habitar en tu hogar. Así como el Señor salvó a Rahab y a toda su familia de ser destruida, Él desea salvar tu vida y la de tu familia también, pero todo empieza con una decisión, con tu decisión.

Alíate con Dios y déjate usar para que otras familias también lo conozcan y encuentren esperanza, aún en medio de la situación más difícil.